Breve historia del concepto de la cooperación en la evolución biológica

 

Johan Hoebeke[i]

Original: Marx.be 

Traducción: jaimelago.org

Muchas personas relacionan la teoría de la evolución de Darwin con los conceptos de "lucha por la supervivencia", "supervivencia del más fuerte", o como escribiese el poeta Tennyson, de una "naturaleza que ruge con dientes y garras". Pero cuanto más sabemos acerca de los mecanismos evolutivos, más claro queda que la cooperación ha desempeñado un papel tan importante, mayor incluso, que la competencia en el surgimiento de formas de vida complejas tal y como las conocemos hoy en día. El paso de la evolución biológica a la evolución cultural, que comenzó con el Homo sapiens, también fue posible gracias a la incorporación de modelos de cooperación en el cerebro humano, lo que permitió a los humanos evolucionar como especie. En el siguiente resumen, explico que el concepto de cooperación que ya estaba presente en los descubridores de la teoría de la evolución: Charles Darwin (1809-1882) y Alfred Russel Wallace (1823-1913). Y que este concepto ha sobrevivido en algunos de sus sucesores a pesar del dogmatismo general que se había apoderado de los seguidores de la teoría de la evolución, influenciados por las ideas malthusianas del siglo 19. Hoy en día, el concepto de cooperación recupera el protagonismo a raíz de la acumulación de datos científicos de diversas disciplinas como las matemáticas biológicas, la genética molecular, la biología celular, los estudios de comportamiento animal, etnológicos y antropológicos sobre el desarrollo psicológico del niño. En esta exposición me limitaré a exponer los conocimientos adquiridos por la biología celular y la versión moderna de la teoría de la evolución que, además de nivel genético presupone niveles más complejos sobre los que ejerce influencia la selección natural.

 

Darwin y sus contemporáneos

Darwin y Wallace desarrollaron la idea de la evolución biológica a partir de la experiencia científica que adquirieron durante su estancia en las regiones tropicales de América del Sur e Indonesia, con su exuberante naturaleza donde la diversidad orgánica se acompaña de grandes pérdidas. No es de extrañar por tanto que basen principalmente su teoría de la selección natural en el folleto escrito por Malthus en 1798, Ensayo sobre el principio de la población, en el que expone una ley universal: que la población humana está creciendo de forma exponencial mientras que los recursos sólo crecen aritméticamente. Según el punto de vista de Malthus, esto conduce inevitablemente, para controlar el crecimiento de la población, a lo que denomina controles "positivos", como el hambre, la enfermedad y la guerra y a lo que llama controles "negativos", al ser contrarios a la moral cristiana vigente, como la anticoncepción, el aborto y el infanticidio. Darwin y Wallace, sin embargo, tenían suficiente genio para entender que la feroz competencia planteada por Malthus como única alternativa para contrarrestar el crecimiento de la población, no es la única norma a la que se somete la selección natural. En El origen de las especies, Darwin escribe: "Debo señalar que uso el término lucha por la existencia en un sentido general y metafórico, lo que implica relaciones mutuas de dependencia entre los seres orgánicos, y lo que es más importante aún, no sólo la vida del individuo, si no su capacidad y éxito a la hora de dejar descendientes."[ii] En su libro El origen del hombre, escribe: "No debe olvidarse que si bien un alto grado de moralidad conlleva una ligera o nula ventaja para el hombre que lo posee y sus hijos sobre los otros hombres de la misma tribu, un aumento en el número de individuos dotados de tal aptitud supone sin duda una gran ventaja para la tribu. Poca duda cabe de que dicha tribu, al incluir a muchos miembros poseedores de un elevado espíritu de patriotismo, fidelidad, obediencia, valor y simpatía, dispuestos a dar ayuda a los demás y sacrificarse por el bien común, saldría victoriosa al enfrentarse con las demás tribus, y esto sería selección natural."[iii]

Wallace, proveniente de una familia modesta, entrará en contacto, en el curso de su formación profesional, con las teorías de Robert Owen, socialista utópico que rechaza las ideas de Malthus. Aunque reconoce, al igual que Darwin, la lucha por la supervivencia en la naturaleza, pondrá más acento que Darwin en la capacidad de adaptación de los organismos como criterio de selección natural y se niega a aplicar la teoría de Malthus a la evolución humana. En su ensayo sobre la existencia de especies, que presenta al mismo tiempo que Darwin en la Linnean Society de Londres, aborda la existencia de una selección grupal en estos términos: "Está claro que lo que sucede entre individuos de la misma especie también ocurre entre diferentes especies relacionadas de un grupo, es decir, que aquellas que se adapten mejor... necesariamente prevalecerán en número y preservarán esta superioridad; mientras que las especies que carecen de fuerza o poder de organización, son menos capaces de reaccionar frente a la falta de alimentos, reservas, etc. y disminuirán en número y, en casos extremos, se extinguirán." Al igual que Darwin, Wallace reconoce el grupo como el nivel de selección.

Mientras Darwin se muestra muy cauteloso a la hora de aplicar el principio de "supervivencia del más apto" a la evolución humana, no es el caso del ideólogo victoriano Herbert Spencer (1820-1903), que la considera ley fundamental de la comunidad humana y rechaza como antinatural cualquier intervención humana para atemperar esta "ley" (como la intervención del Estado legislando sobre la pobreza, la protección de las minorías, etc. ). Es el inventor del término "TINA" (There Is No Alternative, no hay alternativa) que un siglo después popularizará Margaret Thatcher. Spencer ejerce una gran influencia sobre los herederos de Darwin, incluyendo a su primo Francis Galton (1822-1911) y a su hijo Leonard Darwin (1850-1943), considerados ambos iniciadores del llamado Darwinismo social, la aplicación rígida de la selección natural y del principio de supervivencia de los más aptos a los problemas sociales, lo que conducirá al "laissez-faire" –dejar hacer- en el plano económico y a la eugenesia en el plano médico. Aunque esta ideología se convierte en la corriente principal del neo-darwinismo, algunos seguidores de Darwin niegan esta ideología porque parten de principios ideológicos diferentes. En los siguientes párrafos, me voy a centrar un poco más en algunos de ellos.

Entre los primeros lectores entusiastas de El Origen de las Especies de Darwin, nos encontramos a Friedrich Engels (1820-1895) que comparte rápidamente su entusiasmo con su amigo Karl Marx (1813-1888). En efecto, el libro de Darwin da una explicación científica de la evolución natural, lo que está totalmente en la línea del pensamiento materialista con el que los dos amigos intentan analizar el sistema capitalista. Sin embargo, están preocupados por la influencia de Darwin en ideología burguesa de la época y son conscientes del peligro del darwinismo social. En una carta a Engels, Marx escribe: "En cuanto a Darwin, al que he releído otra vez, me divierte cuando pretende aplicar igualmente a la flora y a la fauna, la teoría de “Malthus”, como si la astucia del señor Malthus no residiera precisamente en el hecho de que no se aplica a las plantas y a los animales, sino sólo a los hombres –con la progresión geométrica– en oposición a lo que sucede con las plantas y los animales. Es curioso ver cómo Darwin descubre en las bestias y en los vegetales su sociedad inglesa, con la división del trabajo, la competencia, la apertura de nuevos mercados, las “invenciones” y la “lucha por la vida” de Malthus. Es el bellum omnium contra omnes[la guerra de todos contra todos] de Hobbes, y esto hace pensar en la Fenomenología de Hegel, en la que la sociedad burguesa figura bajo el nombre de “reino animal intelectual” mientras que en Darwin es el reino animal el que presenta a la sociedad burguesa.” [iv]

Engels escribe en el mismo sentido a su amigo Piotr Lavrov: "Tras hacer ese juego de manos (cuya justificación absoluta yo niego, como lo he señalado sobre todo en lo referente a la doctrina de Malthus), se transpone esas mismas teorías de la naturaleza orgánica a la historia y se pretende luego haber probado su validez como leyes eternas de la sociedad humana. El carácter pueril de este modo de proceder salta a la vista y no vale la pena perder el tiempo hablando de él. Si quisiera detenerme en eso, yo lo haría de la manera siguiente: mostraría que, en primer lugar, son malos economistas, y sólo en segundo lugar, que son malos naturalistas y malos filósofos.[v]

La contradicción en la que se basa el darwinismo social fue rápidamente desenmascarada.

Las teorías contra revolucionarias de Malthus tuvieron menos impacto entre los intelectuales europeos después de la Revolución Francesa, a diferencia de las de Auguste Comte (1798-1857), padre del positivismo y fundador de la sociología, quien ejercía un una considerable influencia. Auguste Comte también es el primero en utilizar el término altruismo para explicar de qué manera se puede beneficiar a otros a costa de uno mismo. El biólogo francés Alfred Espinas (1844-1922), uno de sus estudiantes, en su obra maestra Sociedades Animales (1878) enfatiza el hecho de que, a excepción de las especies inferiores, todos los animales tienen una vida social y por lo tanto es preferible hablar de especies sociales en lugar de tipos individuales, ya que ningún individuo puede dejar descendientes fuera de su grupo natural. Bajo la influencia de Espinas, el naturalista ruso Karl Fedorovich Kessler (1815-1881) escribe: "Todos los seres orgánicos tienen dos necesidades básicas: comer y perpetuar la especie. La primera les empuja a luchar [...], mientras que la necesidad de perpetuar la especie los lleva a unirse y ayudarse mutuamente. Estoy tentado a pensar que el apoyo de las personas juega un papel mucho más importante que su rivalidad.[vi]

Piotr Kropotkin Alexeyevich (1842-1921), físico ruso más conocido por su faceta de ideólogo anarquista, también era oficial del ejército y agregado militar del zar alGobernador General de Siberia Oriental, en Irkutsk. Convencido darwinista, hizo varios viajes de estudio en el extremo noreste, donde estudió las plantas, animales y seres humanos. En un libro publicado en 1902 bajo el título La ayuda mutua, un factor de la evolución describe sus experiencias. Partiendo de la teoría de la evolución de Darwin, su experiencia personal lleva a una conclusión diferente: "Recuerdo la impresión que me produjo el mundo animal de Siberia. [...] Bajo la impresión de El origen de las especies, estábamos buscando en vano evidencias de la intensa competencia entre animales de la misma especie. [...] Hallamos una gran cantidad de adaptaciones para la lucha - a menudo la lucha común – frente al clima adverso o frente a diversos enemigos. [...] Incluso en las zonas del Amur y Ussuri, donde la vida animal abunda, raramente podía, a pesar de la atención que le presté, tomar nota de hallazgos de competencia real, de verdadera lucha entre los grandes animales de la misma especie.» [vii]

En Gran Bretaña, donde el darwinismo social conoce un gran éxito, las opiniones también difieren. El caso de Arabella Buckley (1840-1929) es bastante interesante. Era la secretaria de Charles Lyell, autor de Principios de la Geología, cuya teoría según la cual la tierra está sometida desde hace incontables siglos a leyes físicas que determinan su destino, aportará a Darwin los millones de años que necesita para su teoría de la evolución. Lyell y Darwin se hicieron amigos durante la estancia de éste en Cambridge y es Lyell quien presenta a Darwin al capitán del Beagle como su compañero de viaje alrededor del mundo. Aunque alienta a Darwin a publicar su teoría, nunca estuvo convencido de su justeza debido a sus creencias religiosas. Tras la muerte de Lyell, Darwin escribe a Arabella Buckley. Tras su diálogo por carta, Arabella Buckley se convertirá en una darwinista convencida que defenderá la teoría de la evolución en varios libros científicos. En uno de ellos afirma: "Podemos aprender que la" lucha por la existencia ", que enseñó a la hormiga a sacrificarse por la comunidad, también enseña el abnegado esmero de una madre por su hijo, la dedicación entre amigos, y resulta en un delicado amor por todos los seres vivos ya que reconoce que la simpatía y la ayuda mutua son dos de las armas más poderosas, que son sin duda los dos incentivos más nobles que pueden ser utilizados en la lucha de la vida.»[viii]

Patrick Geddes (1851-1932), científico británico, también estaba convencido de la justeza de la teoría de Darwin. Por eso abandona sus estudios botánicos, que encuentra aburridos, y deja Edimburgo para asistir a las clases de Thomas Huxley en la Escuela Real de Minas en Londres (ahora llamado el Imperial College). Gracias a Thomas Huxley, obtiene una beca para estudiar fisiología de la University College de Londres. Allí se encuentra con Darwin[ix]antes del conocer el positivismo en el Centro Oceanográfico y de biología en Roscoff, en Bretaña. Su carrera científica da un giro: a partir de entonces se dedicará a la evolución social. Junto al zoólogo escocés Arthur J. Thomson (1861-1933), escribe el libro La evolución del sexo (1889), basado enteramente en el darwinismo, pero donde centra la atención en la cooperación como factor fundamental en la evolución de los organismos complejos. "Tenemos dos líneas opuestas en las actividades prácticas y emocionales – el hambre, la auto preocupación, el egoísmo, por una parte; y el amor, la preocupación por los demás, el altruismo, por la otra. Estas dos líneas tienen su unidad fundamental en la estrecha relación primitiva entre el hambre y el amor, entre la necesidad de alimentos y la necesidad de reproducirse... Podemos representar el camino del progreso como una acción y una reacción entre dos funciones complementarias que se mezclan y se entrelazan. La atracción sexual deja de ser meramente egoísta; el hambre puede ser superado por el amor; el amor de la pareja se pone de relieve en el amor a los descendientes; el amor a los descendientes se extiende al amor al prójimo. De hecho, el ideal que tenemos por delante es una armoniosa mezcla de estas dos corrientes. » [x]

Los diversos ejemplos presentados anteriormente muestran claramente que la cooperación aparece en las primeras reacciones a la teoría de la evolución de Darwin. Identificar los mecanismos que están en la base de la teoría de la evolución, es decir, cómo se muestra la variabilidad y cómo se transmite genéticamente, nos permitirá demostrar que la cooperación es, de hecho, el tercer pilar que sostiene la teoría la evolución.

 

De la simbiosis a la endosimbiosis: nuestras células son el resultado de la cooperación

El término simbiosis era desconocido cuando Darwin escribió su obra El Origen de las Especies. Esta palabra griega significa "vivir juntos" y fue utilizada por primera vez por el botánico alemán Heinrich Anton de Bary (1831-1888), que explica cómo los líquenes son el resultado de la necesaria coexistencia de dos organismos diferentes: las cianobacterias, que gracias fotosíntesis proporcionan nutrientes al hongo, y el hongo, que protege a las cianobacterias con sus filamentos y proporciona un lugar de anclaje con una humedad constante. Los dos componentes son tan dependientes uno del otro que son incapaces de sobrevivir por separado. Hoy en día, el término simbiosis se define generalmente como la coexistencia de dos especies diferentes. Pierre Joseph Van Beneden (1809-1894), profesor en Lovaina, posteriormente restringirá el uso de este término a la convivencia con un interés común para distinguirlo del comensalismo (cohabitación rentable para uno y sin beneficios ni desventajas para el otro) o del parasitismo (un organismo que vive a expensas de otro). Sólo en los últimos veinte años los investigadores se han dedicado al estudio de este tipo de cooperación. Como dijo Nancy Moran en un artículo sobre la simbiosis "Los simbiontes sobreviven por los importantes efectos sobre sus anfitriones. Por lo tanto, aunque apenas son perceptibles y a menudo son olvidados, son fundamentales para el futuro de los procesos evolutivos y ecológicos. Ahora sabemos que desempeñan un papel clave en la difusión adaptativa, en la evolución de los linajes y en la diversificación ecológica. Del mismo modo, es probable que desempeñen un papel en los límites evolutivos y en la extinción de sus anfitriones." [xi] Hoy en día, sabemos que la simbiosis es el origen de todas las células eucariotas (células con una estructura compleja).

Después de la anexión de Alsacia durante el Segundo Imperio Alemán (1870), Anton de Bary obtuvo una cátedra en la Universidad de Estrasburgo. No es de extrañar por tanto, que uno de sus estudiantes, el alsaciano Andreas Frans Wilhelm Schimper (1856-1901) fuese el primero en formular la hipótesis de que las células vegetales son en realidad endosimbiontes, es decir células nacidas de la fusión de una sola célula con una bacteria foto-autrófica, que se transformó en el cloroplasto (cuerpo intracelular responsables de la fotosíntesis en las plantas verdes).[xii] Pero sería el botánico ruso Konstantín Merezhkovski (1855-1921) quien, mediante el estudio de los líquenes, formulase la hipótesis general de que las células complejas en realidad son el resultado de la simbiogénesis, que es la fusión de varias células primitivas.[xiii] Varios botánicos rusos, franceses y americanos intentaron probar esta hipótesis experimentalmente mediante la separación de los cloroplastos de las células vegetales para reproducirlos in vitro, pero sin resultado. El hecho de que Merezhkovsky fuera un antisemita de extrema derecha, y un pedófilo convicto por fraude y que cometiese un suicidio espectacular en un hotel suizo, también es una de las razones por las que se olvidaron su hipótesis. Ahora sabemos que los intentos de cultivar por separado cloroplastos fracasaron porque gran parte del genoma del cloroplasto original (la base de la herencia) se trasladaron al núcleo de la célula (el genoma de la célula vegetal).

No sería hasta mediados de los años 60 cuando la teoría de la endosimbiosis fuese propuesta de nuevo por Lynn Margulis (1938-2013), quién se enfrentó a una fuerte oposición de los genetistas evolutivos ortodoxos. Tras dos intentos infructuosos, logra publicar un artículo en una revista científica en el que explica que la discontinuidad entre procariotas (células cuyo citoplasma no está estructurado) y eucariotas (células que tienen una estructura interna) puede ser el resultado de la evolución de simbiontes primitivos. [xiv] Hará falta esperar más de veinte años antes de que a través del uso de las nuevas técnicas de biología molecular, se acepte su teoría como un nuevo paradigma científico: cloroplastos y mitocondrias (los orgánulos encargados de la producción de energía en las células) presentes en las células eucariotas son el resultado de un proceso endosimbiótico. No se puede subestimar la importancia de estos procesos. De hecho, antes de la aparición de las mitocondrias, la vida sólo era posible a escala micrométrica (unidad equivalente a una millonésima parte de un metro) y por lo tanto se limitaba al tamaño de bacterias actuales. Esto se explica por el hecho de que las moléculas energéticas solo se propagan en un corto espacio antes de ser consumidas por las reacciones químicas. La mitocondria, resultado de la fusión de dos procariotas químicamente complementarias (una produce las moléculas necesarias para que la otra sintetice moléculas de energía) permitirá aumentar significativamente la eficacia de esta síntesis. Este aumento de la producción aumenta automáticamente la superficie de distribución y permite la aparición de los seres vivos más grandes. Tan pronto como las mitocondrias son capaces de multiplicarse en una célula endosimbiótica,se resuelve el problema de la entrada de energía en células más grandes y la vida será capaz de expandirse a un mayor nivel. La biodiversidad que hoy caracteriza la naturaleza de la Tierra, habría sido imposible sin esta cooperación primitiva que tuvo lugar hace millones de años. Al contrario del darwinismo social, para quien la competencia es la base de la vida, ahora sabemos que la cooperación entre algunos procariotas complementarios fue lo que hizo posible la biodiversidad.

 

Del gen egoísta a los grupos altruistas

El redescubrimiento de las leyes de Mendel de los principios que rigen la herencia, según los cuales cada factor hereditario portado por los genes es, después de la recombinación, transmitido a la descendencia, proporciona evidencia experimental a la teoría de la herencia de Darwin. El hecho de que los genes estén expuestos a cambios también explica la variabilidad, que Darwin intuye en su teoría de la evolución. La distribución y la frecuencia de los genes dentro de un grupo de población determinado conduce a una nueva disciplina científica (la genética de poblaciones). Uno de los fundadores de esta disciplina fue Ronald Fisher (1890-1962). Fisher explica en su libro La teoría genética de la selección natural, que en grupos de población grandes, pequeños cambios genéticos, bajo la influencia de la selección natural, y a largo plazo, permiten a las especies adaptarse de manera excepcional a su entorno. En los últimos capítulos de su obra, en los que considera la variabilidad genética como el único factor sobre el que puede ejercer influencia la selección natural y donde se extrapola este razonamiento al extremo aplicándolo a la humanidad,  describe la necesidad de eugenesia, es decir: la política activa que debe impedir tener hijos a los "menos capaces" debido a que la "élite" tiende a tener menos. Esta política será llevada al extremo por el régimen nazi que destruirá las "razas inferiores" y diseñará el programa Lebensborn: la reproducción selectiva y el cuidado de jóvenes arios por oficiales de las SS que servían como modelos, con el objetivo de preservar la pureza de la raza aria.

John Burdon Sanderson Haldane (1892-1964) es uno de los fundadores de lo que hoy se llama neo-darwinismo. El hecho de que pasase de genetista a biólogo, y no a estadístico como Fisher, le provee de un enfoque más matizado a la hora de combinar la teoría de la selección natural de Darwin con la genética de Mendel. Según él, la selección natural es la principal causa de la variabilidad en un grupo de población. Tituló su libro Las causas de la Evolución para resaltar el hecho de que otros factores también pueden jugar un papel. Se opone igualmente a la idea de que sólo los cambios adaptativos pasan el filtro de la selección natural y demuestra por el contrario, que rasgos del carácter que no son adaptativos pueden ser transmitidos. También es el primero en preguntarse cómo el altruismo, que daña al organismo individual en favor del grupo, fue capaz de sobrevivir como un rasgo mendeliano de carácter. Llega a la siguiente deducción: "Los beneficios biológicos de la conducta altruista superan a las desventajas sólo si una parte suficientemente grande del grupo se comporta de manera altruista... Si en los seres humanos es común tener genes que promueven un comportamiento biológico desfavorable para la persona [...] pero beneficioso para la comunidad, estos genes se deben haber propagado cuando el hombre estaba dividido en pequeños grupos endogámicos.[xv]Los datos más recientes sobre aparición del hombre indican precisamente que estos grupos son el origen del Homo Sapiens. Haldane fue también el precursor del concepto de selección de los padres (kin selection), de la que hablaremos más tarde. Con su célebre frase "Estoy listo a lanzarme al agua por dos de mis hermanos u ocho de mis primos", quiere mostrar que el número de genes en juego es fundamental para el comportamiento altruista.[xvi]

Uno de sus estudiantes, John Maynard Smith, será primero en dar una definición de la selección de los padres (kin selection) como la evolución de un rasgo que favorece la supervivencia de los parientes cercanos al portador de este rasgo, gracias a procesos que no requieren ningún cambio en la estructura de reproducción del grupo.[xvii] El artículo de Maynard Smith es una respuesta al zoólogo V. C. Wynne-Edwards (1906-1997), quien en su libro La dispersión animal en relación al comportamiento social, se opone a los mecanismos de Malthus (escasez de alimentos, las enfermedades debidas a la sobrepoblación, exterminio mutuo) que limitan el número de individuos en un grupo dado, y defiende por el contrario, la idea de un equilibrio homeostático (equilibrio controlado) a la que está sometido el grupo. Según él, para "entender la selección de grupo primero debemos reconocer que los grupos de población local son principalmente los antepasados comunes, que se reproducen y que por tanto son potencialmente inmortales... Lo que es importante, por lo tanto es si el grupo puede sobrevivir o está condenado a desaparecer. Si el comportamiento social del grupo no es adecuado, el número de individuos inicialmente disminuirá y el grupo finalmente desaparecerá ... A través de este mecanismo los rasgos del grupo evolucionan lentamente.”[xviii] Como veremos, los biólogos evolucionistas contemporáneos muestran un renovado interés en la selección de grupo y Wynne-Edwards puede ser reconocido como un pionero que rompió con el pensamiento único de la genética.

La idea única de la genética dominará en el pensamiento evolutivo de mitad del siglo 20, después de descifrarse la estructura del ADN, la base química del genoma, y los mecanismos que intervienen en la herencia y traducción del genotipo (el conjunto de genes de un organismo) en las estructuras proteicas, que forman la base del fenotipo (la apariencia de un cuerpo). Los procesos bioquímicos y fisiológicos, así como el comportamiento psicológico y social son reducirdos a una función puramente genética. William Donald Hamilton (1936-2000) tradujo la selección de los padres a una fórmula matemática (rB> C) donde r es el coeficiente de relación entre el actor y el beneficiario, B la suma de beneficios a todas las personas afectadas por el comportamiento y C el costo para la persona que realiza la acción. [xix] Robert Trivers Ludlow (nacido en 1943) va más allá al expresar el altruismo recíproco en términos genéticos. Según su punto de vista "todos los individuos tienen tendencias altruistas y tendencia tramposas, cuya expresión está influenciada por las variables de desarrollo y son seleccionadas para lograr un equilibrio, adaptando estas variables a los ambientes sociales y ecológicos locales."[xx] Este reduccionismo dará lugar a la teoría absurda de que todos los organismos son recipientes pasivos cuya función es transmitir material genético, como se describe en The Selfish Gene (El gen egoísta) de Richard Dawkins (1971) y La sociobiología de Edward Osborne Wilson (1975), cuyo primer capítulo trata de la "moralidad del gen".[xxi] Las expectativas eran muy altas cara a la realización del proyecto del genoma humano, cuyo objetivo era analizar el genoma completo del Homo Sapiens y, de esta manera, llegar a tener un conocimiento total de lo humano. Y sólo sesenta años después del descubrimiento de la estructura de la doble hélice del ADN y diez años después del desciframiento del genoma humano se dio por terminado este razonamiento reduccionista. Hechos experimentales demostraron que el dogma de que establece una relación lineal entre el gen, la expresión del gen en una proteína y el fenotipo era algo totalmente obsoleto. Y como admite Philip Ball en su comentario, hay que reconocer que todavía no sabemos cómo funciona la evolución a nivel molecular,[xxii] y todavía más a nivel del individuo o especie. Entonces, ¿cómo podemos pretender entender el comportamiento psicológico y social a través del conocimiento del genoma?

 La idea de que la selección natural no ocurre sólo a nivel de los genes, sino también a nivel de grupo, según lo sugerido por Wynne-Edwards, se puso de moda gracias al excéntrico George Robert Price ( 1922-1975). Físico-químico, egresado por la Universidad de Chicago, enseñará en varias universidades y trabajará para diferentes industrias químicas antes de aterrizar en los Laboratorios Bell. Aquejado de cáncer de tiroides, se sometió a una cirugía que le paralizó parcialmente el hombro izquierdo, y luego decidió cambiar su vida con el dinero logrado gracias al seguro de salud y se trasladó a Gran Bretaña. Allí entró en contacto con WD Hamilton al que propone una versión corregida de su ecuación para integrar la selección de grupos como covariante. [xxiii]Este enfoque matemático para explicar el proceso evolutivo permite considerar dos tipos de altruismo, uno positivo y otro negativo (malicia). Hamilton le animó a profundizar en sus ideas, pero Price, ocupado en demostrar en la práctica la existencia de altruismo asistiendo a las personas sin hogar, dio todo su patrimonio y lo que no le fue robado para hundirse finalmente en una profunda depresión que lo lleva a suicidarse. Su amigo Hamilton identifica su cuerpo en la morgue y más tarde decide traducir su enfoque matemático a la llamada ecuación de Hamilton-Price, que es la base de la teoría de la evolución social. Esta ecuación expresa que cuando el número de altruistas es alto en un grupo, el grupo crece a pesar de la falta de reproducción de los altruistas, solo si el altruismo se propaga en el grupo.

La idea de que la selección natural sólo puede actuar sobre los individuos se ve desafiada por Wilson y Sober, que dan a la idea de individuo u organismo biológico una definición más científica.[xxiv] Según ellos, la definición de "individuo" y "organismo", que se emplea ambiguamente en la biología evolutiva, debe ser fortalecida. Un organismo, a diferencia de un individuo es una "forma de vida compuesta por elementos interdependientes que fortalecen diversos procesos vitales." Lo importante en esta definición es el énfasis que se pone en la organización funcional de un organismo. En este sentido, los genes de las personas, los individuos en el grupo o las especies en la comunidad son todos organismos sobre los que la naturaleza puede hacer una selección. Limitar el organismo a  “los genes de un individuo" es una contradicción. De ser cierto, se podría investigar la selección natural en los distintos niveles y ver cuál de ellos tiene un mayor impacto en la selección. Esto permitirá extender a otros niveles de selección las fórmulas matemáticas empleadas en la genética de poblaciones, para determinar la frecuencia de los genes basada en la ventaja adaptativa que aporta este gen al cuerpo y por lo tanto examinar cómo un individuo determinado de un grupo aportar las ventajas adaptativas de su grupo a toda la comunidad. Sobre la base de la definición amplia de organismo, el biomatemático Martin Nowak (nacido en 1965) formula matemáticamente fenómenos como la selección de parentesco, el altruismo recíproco (si me rascas la espalda, yo rasco la tuya), el altruismo indirecto (veo que rascas la espalda a otro, así que te rasco tu espalda esperando que me acabes rascando la mía), el altruismo en red (vecinos altruistas forman una red cada vez más sólida uniéndose y excluyendo de la red a los no altruistas), y la selección de grupo (un grupo en el que predomina la cooperación tiene mejores oportunidades de sobrevivir que un grupo en el no existe la cooperación). Según Nowak, "los dos principios fundamentales de la evolución son la variabilidad y la selección natural. Pero la evolución se vuelve constructiva gracias a la cooperación. Se desarrollan nuevos niveles de organización cuando las entidades que luchan a un nivel más bajo comienzan a cooperar. La cooperación permite la especialización y por lo tanto promueve la biodiversidad. La cooperación es el secreto detrás de la indeterminación del proceso evolutivo. Tal vez el aspecto más notable de la evolución es la capacidad para generar la cooperación en un mundo competitivo. Así que podemos añadir la "cooperación natural" como el tercer principio fundamental de la evolución, junto a la variabilidad y la selección natural[xxv]

La prueba de que el concepto de cooperación, considerado heterodoxa por los biólogos evolucionaistas hace unas cuantas décadas, ahora se considera cada vez más en este medio es, sin duda, la reversión de sociobiólogo EO Wilson escribe un artículo con DS Wilson en el que reconoce lapidariamente que "el egoísmo prevalece sobre el altruismo en los grupos individuales. Los grupos altruistas vencen a los grupos egoístas.[xxvi]" Wilson y Nowak también también publicarán un artículo en el que escriben que "la eusocialidad, en la que algunos individuos reducen su potencial reproductivo total para favorecer la descendencia de los demás, es la base de las formas más avanzadas de organización social y del rol ecológicamente dominante de los insectos sociales y de los seres humanos."[xxvii]

Por tanto es evidente que el dogma ideológico que entiende la selección natural exclusivamente como lucha y la competencia sólo ve una parte de los mecanismos evolutivos, y hay un interés creciente en los mecanismos de cooperación. Del mismo modo, está claro que estos mecanismos han desempeñado un papel importante en la adaptación cultural evolutiva del Homo Sapiens.

 

Johan Hoebeke(j.hoebeke en skynet.be) es Doctor en Ciencias (Bioquímica) por la Universidad de Lovaina. Después de dar cursos durante cinco años en la Universidad de Lovanium en la República Democrática del Congo, se convirtió en un investigador de Janssen Pharmaceutica en Beerse. Despedido por razones políticas, regresó a la investigación básica, primero en la VUB y luego en el CNRS (Centro Nacional de Investigación Científica), donde trabajó sucesivamente en el Instituto Jacques Monod (París) en el Laboratorio de Wallenberg de la Universidad de Gotemburgo (Suecia), la Universidad de Tours, y finalmente en el IBMC (Instituto de Biología Molecular y Celular en Estrasburgo). Su especialidad cubre la inmunología molecular y la farmacología. Da regularmente cursos sobre Marx y Darwin en la Universidad marxista.

 

 


[i]Este análisis es un extracto de una charla dada el 1 ero de octubre de 2014 en Estrasburgo en el Simposio de Cooperación como tercer pilar de la Evolución Biológica, organizado por Universidad de Estrasburgo, Instituto de Estudios Avanzados.

[ii]Charles Darwin, El origen de las especies , Capítulo 3 (6 ª edición, traducido en 1876).

[iii]Charles Darwin, El origen del hombre , en el capítulo 5 (edición francesa de 1881).

[iv]AR Wallace, en las tendencias de las variedades a apartarse del tipo de original Infinitamente , p. 43 (1858).

[vi]Carta de 12 hasta 17 noviembre 1875 Friedrich Engels Piotr Lavrov. Marx, Engels, Cartas sobre las ciencias naturales , Ediciones sociales, París, 1973, Carta 80, pp. 83-87.

[vii]KF Kessler, "Sobre la Ley de Ayuda Mutua," Memorias (Trudy) de la Sociedad de San Petersburgo de Naturalistas XI (1880).

[viii]PA Kropotkin, Mutual Aid , Alfred Costes, París, 1938, Capítulo 1.

[ix]B. Buckley, La vida y sus hijos , 1885, p. 301.

[x]Darwin coge su microscopio para examinar con entusiasmo los pocos bacilos y euglenoids nadando en una gota de agua tomada de un estanque.

[xi]P. Geddes y JA Thomson, La evolución del sexo , 1890, p. 259.

[xii]NA Moran, "Simbiosis" Current Biology , 16, 2006 R.866-R.871.

[xiii]AFW Schimper, "Über der Entwicklung und der Chlorophyllkörner Farbkörner" Botan. Z . 41, 1883 pp. 112-113.

[xiv]CS Merezhkovsky "Theorie der zwei del als Plasmaarten Grundlage der neuen Simbiogénesis einer der Lehre von der Entstehung Organismen" Biol. Zentralblatt 30, 1910, pp. 353-367.

[xv]L.Sagan, "El origen de las células Mitosing", Journal of Theoretical Biology , 14, 1967, pp. 225-274.

[xvi]JBS Haldane, Las causas de la Evolución , 1932, p. 209.

[xvii]vVale la pena mencionar que Haldane, un anti-imperialista convencido, en 1956 renunciará a su cátedra en la Universidad College de Londres, indignado por el ataque franco-británico-israelí en el Canal Suez y pasará el resto de su vida como profesor en varias universidades de la India.

[xviii]J. Maynard Smith, "Selección de grupos y la selección de parentesco", Naturaleza 201, 1964), pp. 1145-1147.

[xix]VC Wynne-Edwards, Dispersión animales en relación con el comportamiento social , 1963, p. 144.

[xx]WD Hamilton, "La Genética Evolución del Comportamiento Social", Journal of Theoretical. Biología . 7, 1964, pp. 1-16.

[xxi]RL Trivers, "La Evolución de altruismo recíproco" Quarterly Review of Biology , 46, 1971, pp. 35-57.

[xxii]EO Wilson, Sociobiología , capítulo 1, 1975.

[xxiii]P. Ball, "Celebra los Desconocidos" Naturaleza 496, 2013, pp. 419-420.

[xxiv]GR Price, "Selección y covarianza," Naturaleza 227, 1970, pp. 520-521.

[xxv]DS Wilson y E. Sober "Reviviendo el superorganismo", Journal of Theoretical Biology , 136, 1989, pp. 337-356.

[xxvi]A. Nowak, "Cinco Reglas para la evolución de la cooperación", Ciencia 314, 2006, pp 1560-1563.

http://eebweb.arizona.edu/faculty/dornhaus/courses/read_ECOL597S/Wilson%20&%20Wilson.pdf

[xxvii]A. Nowak, Tarnita CE y EO Wilson, "La evolución de la eusocialidad," Naturaleza 466, 2010, pp 1057-1062.