Porque no se debería apoyar nunca la legalización de la prostitución

Autor:  Paul Cockshott

Titulo original: Los socialistas no deberian apoyar nunca la legalización de la prostitución

 

Los socialistas marxistas se han opuesto siempre a la prostitución, con el objetivo de eliminarla una vez llegaran al poder. El socialismo desde sus inicios comprendió claramente por qué existía en los países capitalistas y las motivaciones por las que era considerada improductiva en una economía socialista. Kollontai [1] ya lo decía mucho tiempo antes de que se empezara a hablar de “trabajo sexual”:                      

En las economías capitalistas el comercio de mujeres se llevaba a cabo de una manera bastante abierta y no es sorprendente, si consideramos que todo el estilo de vida burgues se basa en la compra y venta de productos. Existe un innegable elemento material y económico incluso en los matrimonios, hasta en los más legalmente reconocidos. La prostitución es la salida para la mujer que no logra encontrar por sí misma un sostén permanente para su familia. Y por otra parte la prostitución en el capitalismo ofrece a los hombres la oportunidad de tener relaciones sexuales sin tener que asumir la responsabilidad de hacerse cargo materialmente de las mujeres hasta la muerte.…

Después de todo, ¿qué es una prostituta profesional? Una persona cuya energía no se utiliza para el bienestar colectivo; una persona que toma raciones de otros y vive aprovechándose de los demás. ¿Se puede aceptar este tipo de conducta en una república de trabajadores? No, no. No se puede permitir porque reduce las reservas de energía y el número de manos para el trabajo que crea riqueza nacional y bienestar general, desde el punto de vista de la economía nacional la prostituta profesional es una desertora laboral. Por esta razón debemos oponernos firmemente a la prostitución. En el interés de la economía nacional debemos comenzar una lucha inmediata para reducir el número de prostitutas y la eliminación de la prostitución en todas sus formas.

Por las mismas motivaciones, en China, después de la revolución, la supresión de la prostitución y el control de las enfermedades venéreas figuraba entre las políticas del gobierno. [2] El gobierno afirmó haberla eliminado efectivamente en 1955. Recientemente el movimiento reformista de la clase obrera de Suecia encabezó una política que sancionaba la prostitución, al prohibir la compra de sexo en lugar de la venta de sexo. Esta política se pudo adoptar gracias al apoyo de los socialdemócratas y de las feministas. Políticas semejantes tendrían lugar posteriormente en Noruega y en menor medida en Finlandia.

Frente esta posición socialista, se encuentran los liberales, que defienden la legalización de la prostitución en base a los siguientes argumentos:

  1. Es un contrato privado regido por el consentimiento de ambas partes y estos contratos privados son sacrosantos.
  2. Es una forma de trabajo y debe gozar de la misma dignidad que el resto de trabajos.
  3. Siempre ha existido, y cualquier intento de prohibirla solo la conduce a la clandestinidad.
  4. La oposición a la prostitución se debe a un anticuado puritanismo.

Los liberales consideran el contrato privado como algo sacrosanto, los socialistas no. Hay contratos que en apariencia son voluntarios y privados, pero que en realidad son el resultado de relaciones de poder muy desiguales. Qué sentido tiene el consentimiento, si es única opción, la del mal menor frente a uno peor. Según los defensores de la prostitución como 'institución' la niña esclava que 'consentía' relaciones sexuales con su amo mostraba su libertad de elección. Podía elegir entre recibir latigazos o tener hijos de sus amos, y por eso ejercitaba su libre albedrío. Pero nadie hoy se atrevería a sugerir que era realmente libre para elegir. La institución social de la esclavitud le ofreció escoger sólo entre dichas opciones. La 'libre' elección del adicto a la heroína a vender su cuerpo en las calles es un ejemplo parecido.

El padre de la economía, Adam Smith, escribió que el dinero es poder, el poder de dirigir a otros. Al contrario que las clases dominantes del pasado, la sociedad capitalista prescinde del poder de mando directo sobre los cuerpos. En lugar de látigo, el dinero da latigazos selectivos. Una mujer propietaria de un millón de acciones está en una posición muy distinta a la de una prostituta que trabaja como autónoma. Legalmente ambas son libres, pero en realidad ¿cuál de las dos es realmente una mujer libre?

Para la mayor parte de las prostitutas ni siquiera la ficción de la libertad legal existe. Los prostíbulos surgieron con la esclavitud, y las mujeres víctimas de la trata siguen sufriendo hoy abusos por todo el mundo. Los liberales afirman que con la legalización de la prostitución se reduce la trata de personas, pero las evidencias demuestran lo contrario. En un estudio estadístico que abarca a más de 150 países, Cho et al [3], demuestran que la legalización de la prostitución tiene una correlación directa con el aumento de la trata de seres humanos. Obtienen un 0,66 de correspondencia entre la legalización de la prostitución en un país y el aumento del nivel de tráfico de seres humanos en dicho país. Cifra que, además, coincide con la correlación del 0,67 que hay entre el PIB y la trata de seres humanos. Nadie duda de que haya tráfico de personas hacia los países con un alto PIB. Sólo los intereses comerciales de los propietarios de burdeles impiden el reconocimiento oficial de que la prostitución produce los mismos resultados.

 

¿Y qué pasa con la afirmación de que la prostitución es un trabajo?

No hay duda que el sexo implica tiempo y esfuerzo, pero ¿realmente es un trabajo? Si el sexo es un trabajo, el baile que hizo la pareja antes de acostarse ¿también lo deberíamos considerar como trabajo? Si una pareja que vive en el mismo hogar tiene sexo ¿está trabajando solo ella o ambos trabajan mientras mantienen relaciones? Si los dos trabajan, si ambos acaban sudados por el esfuerzo, la razón para llamar 'trabajo' a la prostitución desaparecería. ¿Por qué no llamar sino “trabajadores' sexuales” también a los clientes?

Lo que nos quieren decir los liberales es que el trabajo no es el esfuerzo que supone realizar una actividad, sino el hecho de que se pague un dinero por dicha actividad. ¿Si no, cuándo unos padres hacen la comida a sus hijos, es trabajo? Evidentemente lo es, y la mayoría de los economistas no lo niegan, pero no se reconoce como trabajo en las estadísticas oficiales. En la economía liberal, para reconocer un trabajo es necesario el intercambio de dinero. Si las madres fueran capaces de venderles los bocadillos a sus hijos, la economía liberal lo computaría como un aumento de la renta nacional.

Para ellos, todo lo que suponga un intercambio de dinero es una actividad productiva. Así nos encontramos en la absurda situación de que consideran a las salas de juegos de azar y los burdeles como industrias. No hay ninguna duda de que son negocios, pero no todo negocio es una empresa o industria y no todas las empresas son productivas.

Veamos si no el ejemplo de los juegos de azar. Basta un momento de reflexión para ver en ese caso que estamos asistiendo ante una redistribución de una riqueza ya existente, no se produce nueva riqueza. Es tan absurdo hablar de “industria de juegos y apuestas” como de “industria del sexo”, sería como denominar a las bandas de carteristas o asaltantes, “empresas de carteristas o “industria de ladrones de bancos”.

En la cita de Kollontai, había un evidente sentido común. Lo escribía en el contexto de las nuevas condiciones sociales de la Rusia Soviética, en las que se consideraba a la prostitución como una actividad improductiva. En esa época los bienes se distribuían en raciones, y la prostituta se llevaba las raciones de otros sin contribuir a la producción de la riqueza nacional y al bienestar colectivo. Cuando las relaciones económicas ya no se disfrazan bajo el dinero, sino que se ven en términos materiales, esa afirmación era una observación práctica de sentido común. Y si reflejaba algo cierto en una economía de nuevo tipo, debía seguir siendo cierto, aunque escondida tras el velo del dinero, en la economía capitalista que le precedió. Relucientes por el dinero, las actividades improductivas en una economía comercial parecen productivas, el coito se convierte en "trabajo sexual".

Es evidente que el sexo es trabajo y es productivo. Las dos partes involucradas gastan energía metabólica en el acto, y se hace productivo cuando la madre gasta más energía en la gestación y el parto. El trabajo de dar a luz es, en realidad, la base de toda producción. Pero los defensores de los prostíbulos no se están refiriendo a esto. Para ellos, trabajo es todo aquello en lo que el dinero cambia de manos. No importa que desde tiempos de los romanos el objetivo del sexo comercial haya sido que los hombres eviten toda responsabilidad por los niños que puedan crearse. Esos hijos no podían esperar ni herencia ni sustento por parte del padre. El desprecio, el abandono o la dudosa misericordia del hospital de huérfanos era a menudo su destino. Langer[4] lo describe:

Las cifras de este tráfico, comunes en muchas ciudades, son realmente impactantes. En toda Francia, 127.507 niños fueron abandonados en el año 1833. Del 20 al 30 por ciento de todos los niños nacidos eran abandonados a su suerte. Las cifras de París sugieren que entre los años 18I7-1820 los "sin padres" constituían el 36 por ciento de todos los nacimientos. En algunos los hospitales italianos la mortalidad (de menores de un año de edad) llegaba al 80 o 90 por ciento. En París, la Maison de la Couche informó que de los 4.779 bebés que ingresaron en el 1818, 2.370 murieron en los primeros tres meses y 956 en el primer año de vida.

Como institución era doblemente destructiva de la fuerza de trabajo, pues no solo condenaba a una muerte temprana a los bebés de las prostitutas, sino que privaba del dinero que los clientes gastan en los burdeles a su descendencia “legítima”.

 

¿Y qué pasa con el argumento de que la prostitución ha siempre existido y que cualquier intento de prohibirla acabará fracasando?

Para empezar, la verdad es que no ha existido siempre. No existía en las sociedades anteriores a la aparición de las clases sociales. Para que surgiera la prostitución fueron necesarias varias condiciones:

  • la subordinación social de las mujeres a los hombres
  • la existencia del dinero
  • la existencia de una jerarquía de clases

Si se eliminan estas causas sociales la prostitución tendería a extinguirse, y, a medida que la sociedad se vuelve más igualitaria también disminuirían otras formas de delincuencia. Pero esto no significa que no tenga sentido prohibirla en la sociedad actual. Ningún Estado ha podido eliminar el asesinato o la violación, pero nadie se atrevería afirmar que las leyes contra estos crímenes carecen de sentido. Si se aboca a la clandestinidad a una actividad criminal estamos ante una buena señal. Significa que la actividad está siendo contenida. Si los asesinos, por miedo a la policía, se sienten obligados a enterrar a sus víctimas en el patio o en el jardín en lugar de dejar el cuerpo en tirado la calle para que lo recojan los trabajadores de la limpieza, seguramente estamos ante algo positivo.

Lo mejor del enfoque escandinavo hacia la prostitución es que trata la compra de sexo como un crimen sexual. Quienes compran sexo son clasificados junto a los violadores y pedófilos. Es evidente que Suecia no ha evitado totalmente que los hombres suecos continúen comprando sexo. Pero eso significaría poner una vara de medir demasiado alta, la evidencia indica que la ley ha reducido la frecuencia con la que los hombres suecos compran sexo [5], mientras que la evidencia de los países que han liberalizado la prostitución indica que ha aumentado esta práctica.

Los liberales responderán que debemos escuchar las voces de quienes se dedican al negocio de la compraventa de sexo hoy en día. La política sueca, que logra reducir el número de clientes, atenta contra los intereses comerciales inmediatos de los propietarios de los burdeles y de una parte de prostitutas autónomas. Pero, ¿por qué debemos tener en cuenta el interés comercial de este grupo? ¿Por qué deberíamos “escuchar a las trabajadoras sexuales”? Las medidas para combatir el tabaquismo y el alcoholismo son contrarias a los intereses comerciales de las empresas de tabaco, las cerveceras y las destilerías. Aunque la ley de precios mínimos del gobierno escocés sobre las bebidas afectara al interés de los monjes de Buckfast Abbey, hasta los más fervientes liberales dudarían en sostener que debemos 'escuchar a los monjes'. ¿Por qué deberíamos entonces ser tan solícitos con los intereses comerciales de los propietarios de los burdeles y de algunas prostitutas?

Este sentido común liberal se ha deslizado en el movimiento socialista. Algunos hombres de izquierdas han abrazado los argumentos liberales poniéndoles un color socialista. Están de acuerdo en decir que las prostitutas están siendo explotadas, pero también el resto de los trabajadores, así que ¿por qué tomar medidas especiales solo con el sexo? Para ellos, oponerse a la legalización de la prostitución denota una anticuada mentalidad puritana. La respuesta más simple a este argumento es declarar que los socialistas queremos abolir todo tipo de explotación. Quisiéramos una ley que prohíba el empleo de mano de obra asalariada, como la ley Soviética. Hasta que no obtengamos esto, apoyamos a todos y cada uno de los pasos necesarios para tomar medidas enérgicas frente a la explotación. Jamás nos debemos alinear con aquellos que, por sus propios intereses comerciales, desean abrir nuevos ámbitos de explotación.

También podemos responder cuestionando algunos de los supuestos argumentos liberales. Los liberales dicen que el sexo no tiene nada de especial, y que tratarlo de manera diferente a conducir un autobús o cocinar hamburguesas se debe solo a prejuicios puritanos y moralistas.

Bueno, para empezar, el sexo es especial. Es objetivamente especial y legalmente especial. Es especial porque la acción de los órganos sexuales produce personas, mientras que el trabajo manual y cerebral produce objetos o cosas. Las sociedades posteriores a la esclavitud tratan a las personas de manera diferente a las cosas. La ley trata los órganos sexuales y las manos de manera muy distinta. Te dice que si agarras a alguien por la vagina o los testículos eres culpable de agresión sexual y puedes pasarte hasta 10 años en la cárcel. Pero que, cuando te encuentras a un conocido, puedes darle la mano y agitársela con impunidad.

Además, ¿por qué los socialistas debemos aceptar que el término puritanismo esté relacionado con el abuso? En realidad, los puritanos llevaron a cabo la única revolución exitosa en Gran Bretaña. Decapitaron al rey e instauraron el temor a Dios en la clase alta: no fue un resultado negativo. Actuaron con determinación contra una aristocracia licenciosa, depravada y corrupta – todo por el bien común. Pero cuando los liberales utilizan la palabra puritano como ofensa están traicionando los orígenes reales del liberalismo y adoptando el mismo lenguaje de los viejos Tory que se oponían a los puritanos.

Los liberales de izquierdas sostienen que las prostitutas están siendo explotadas, al igual que los cocineros, por tanto ¿por qué tratar a los burdeles de una manera diferente al Burger King? Este argumento usa un juego de palabras con el término “explotación”. Porque la palabra explotación tiene dos significados. Uno se refiere a la explotación sexual, el otro a la explotación económica. Los dos son muy diferentes en sus efectos y consecuencias.

Una persona es explotada económicamente si obtiene menos dinero por hora trabajada del valor que genera por hora de trabajo. En sentido económico, las prostitutas independientes no están siendo más explotadas que un electricista o que un fontanero que trabajan por cuenta propia. No venden su fuerza de trabajo a un empresario que la utiliza para obtener un producto. Los trabajadores autónomos venden sus servicios directamente a los clientes y recogen el valor total de sus prestaciones. Es una de las razones por las que una prostituta gana más por hora que un cocinero que prepara Big Macs.

La explotación sexual es bastante diferente.

El Proyecto de la Convención contra la Explotación Sexual de las Naciones Unidas define la explotación sexual de la siguiente manera:

Artículo 1:

Definición de explotación sexual:

La explotación sexual es la práctica mediante la cual la/s persona/s obtienen una gratificación sexual o una ganancia financiera o un beneficio, mediante el abuso de la sexualidad de otra persona derogando sus derechos humanos a la dignidad, igualdad, autonomía, bienestar físico y mental de esa persona.

Artículo 2

La explotación sexual toma la forma, pero no se limita solo a:

· La negación de la vida a través de infanticidio femenino y al asesinato de mujeres por razón de género, incluyendo el asesinato de la esposa y viuda.

· La sujeción a maltratos crueles, inhumanos y degradantes a través de los siguientes actos : pornografía, prostitución, mutilación genital, reclusión femenina, cobro de la dote de la novia, esterilización forzada y obligación a procrear, maternidad subrogada, restricción de la libertad reproductiva de las mujeres, uso de mujeres para reproducción a favor de terceros (el uso de mujeres con fines de explotación sexual o para la reproducción comercial), acoso sexual, violación, incesto, abuso sexual y trata de seres humanos.

· Sometimiento al abuso sexual o la tortura ya sea perpetradas por agentes estatales o no estatales, abierta o encubierta, incluidas las prácticas del sadismo, o de la mutilación.

· Matrimonios infantiles o matrimonios de conveniencia con fines de explotación sexual.

· La predeterminación del sexo.

Allí donde la propiedad de los prostíbulos es ilegal, la mayoría de las prostitutas son independientes y son explotadas sexualmente, pero no económicamente. Donde es legal poseer burdeles, las empresas capitalistas llegan a dominar el comercio, lo que significa se añade la explotación económica a una explotación sexual todavía más intensa.

 

 

Notas al pie:

1.  Alexandra Kollontai.1 Prostitution and ways of fighting it. In speech to the third all-Russian conference if the heads of regional women’s departments, 1921. https://www.marxists.org/archive/kollonta/1921/prostitution.htm

 

2. Ma, Hai-Teh. With Mao Tse-Tungs thought as the compass for action in the control of venereal diseases in China. Chinas Medicine 1 (1966): 52-68.

 

3. Cho, Seo-Young, Axel Dreher, and Eric Neumayer. Does legalized prostitution increase human trafficking?. World Development 41 (2013): 67-82.

 

4. William L Langer. Europe’s initial population explosion. The American HistoricalReview,69(1):1’17,1963, page 9.

 

5. Kuosmanen, Jari. Attitudes and perceptions about legislation prohibiting the purchase of sexual services in Sweden. European Journal of Social Work 14.2 (2011): 247-263.