El socialismo, el futuro de Portugal

 

Original: Documentos XIX Congreso del PCP. Diciembre 2012 

Traducción: Asociación Cultural Jaime Lago

 

Una democracia avanzada – Los valores de Abril en el futuro de Portugal

1. En el ideal y el proyecto de los comunistas, la democracia tiene cuatro dimensiones inseparables: política, económica, social y cultural:

- Una democracia política basada en la soberanía popular, en la elección de los órganos del Estado desde la cima a la base, en la separación e interdependencia de los órganos de soberanía, en la pluralidad de opinión y de organización política, en las libertades individuales y colectivas, en la intervención y participación directa de los ciudadanos y del pueblo en la vida política y en la supervisión y la rendición de cuentas del ejercicio del poder;

- Una democracia económica basada en la subordinación del poder económico al poder político democrático, en la propiedad social de los sectores básicos y estratégicos de la economía, así como de los principales recursos naturales, en la planificación democrática de la economía, en la coexistencia de diversas formaciones económicas, en el control de la gestión y en la intervención y participación real de los trabajadores en la gestión de las empresas públicas y el capital público, en la armonización del desarrollo económico con la preservación del medio ambiente;

- Una democracia social basada en la garantía real de los derechos de los trabajadores, en el derecho al trabajo y a su justa remuneración, en condiciones dignas de vida y de trabajo para todos los ciudadanos, en el acceso universal y en condiciones de igualdad a los servicios y prestaciones sociales, sobre todo en materia de salud, educación, vivienda, seguridad social, la cultura física y el deporte y el tiempo libre;

- Una democracia cultural basada en el acceso real de las masas a la creación y el disfrute de la cultura y a la libertad y el apoyo a la producción cultural.

2. Un régimen democrático tiene que enfrenar y caminar en la resolución de los problemas nacionales más graves y responder con éxito a los desafíos que enfrenta Portugal. La democracia avanzada que propone el PCP al pueblo portugués contiene cinco componentes u objetivos fundamentales:

  1. un régimen de libertad en el que el pueblo decida su destino y un Estado democrático, representativo y participativo;
  2. un desarrollo económico basado en una economía mixta, dinámica, libre de la dominación de los monopolios, al servicio de la gente y del país;
  3. una política social que garantice la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores y del pueblo;
  4. una política cultural que garantice el acceso universal a la libre creación y disfrute cultural;
  5. un país independiente y soberano, con una política de paz, amistad y cooperación con todos los pueblos.

 

(...)

 

El socialismo, el futuro de Portugal

La democracia avanzada que propone el PCP al pueblo portugués busca resolver muchos de los problemas más graves existentes en la actualidad. Sin embargo, la liquidación de la explotación capitalista, la desaparición general y efectiva de las discriminaciones, desigualdades, injusticias y males sociales es una tarea histórica que solo es posible realizar con la revolución socialista.

Resultados electorales PCP 2013Tal y como subrayaba el Programa del PCP aprobado en 1965 y reafirmado con alteraciones en 1974 en el VII Congreso (Extraordinario), la realización completa de la revolución democrática y nacional crearía condiciones favorables para la evolución de la sociedad portuguesa rumbo al socialismo, e igualmente, al proponer en su Programa una democracia avanzada inspirada en los valores de Abril, el PCP considera que la realización de dicho proyecto creará condiciones propicias para un desarrollo de la sociedad portuguesa que conduzca al socialismo. La sociedad socialista que el PCP propone al pueblo portugués, como objetivo y como perspectiva, incorpora y desarrolla los elementos fundamentales –económicos, sociales, políticos y culturales- de la democracia avanzada.

El proceso social y político que conducirá al socialismo no depende únicamente de la voluntad y de la acción de las fuerzas que quieren promoverlo. Depende también, además de otros factores, de la actuación y formas de resistencia de las fuerzas que se le oponen. En el Portugal en que vivimos, el camino al socialismo es el camino de la lucha por la profundización de la democracia.

La acción de vanguardia de la clase obrera, la lucha de los trabajadores y de las masas populares, la política asumida por las instituciones y por el Estado, el carácter más o menos democrático de las elecciones, la evolución de la estructura social y la acumulación de fuerzas de clase, la coyuntura internacional, la capacidad del Partido para ganar a las masas para su Programa, son elementos fundamentales que determinarán de manera concreta el proceso de transformación socialista de la sociedad.

El siglo XX -  la construcción de una nueva sociedad

1. En la historia de la humanidad, el siglo XX está marcado por el giro de la sociedad humana a partir de la victoria de la revolución socialista de Octubre y la constitución del primer Estado de obreros y campesinos. Se dieron pasos de gigante en el proceso de liberación de los trabajadores y de los pueblos gracias a las revoluciones socialistas, la derrota del nazi-fascismo, el derrumbe del colonialismo, la conquista de la independencia de los pueblo sometidos secularmente al yugo colonial, a la conquista de derechos y libertades fundamentales por los trabajadores de los países capitalistas.

Partiendo en general de un bajo nivel de desarrollo, los países socialistas alcanzaron éxitos y realizaciones de gran proyección internacional, que estimularon las luchas de los trabajadores y de los pueblos de todo el mundo. En un corto periodo de tiempo histórico, superaron el atraso económico, construyeron una base industrial considerable, desarrollaron la agricultura, vencieron rápidamente el analfabetismo y generalizaron la educación, la cultura y el deporte, eliminaron el azote del desempleo, aseguraron una amplia red de salud pública y de protección social, promovieron a una escala sin precedentes los derechos de las mujeres, de los niños, los jóvenes y los ancianos, alcanzaron un elevado nivel científico y técnico, avanzaron en la solución de complejos problemas de orden nacional, pusieron en práctica formas de participación democrática de gran importancia, promovieron los valores de la amistad, de la solidaridad y de la paz entre los pueblos.

Se trataba de una construcción revolucionaria ilusionante –en un proceso irregular y accidentado- que pretendía transformar y que en gran medida transformó en realidades profundas, las sentidas y justas aspiraciones y sueños de la gran mayoría de la humanidad- de todos los explotados, oprimidos, discriminados por razón de clase, raza, sexo e ideas.

Después de miles de años de sociedades cuyos sistemas socioeconómicos y cuyo desarrollo se basaba siempre en la explotación de unas clases por otras, en la explotación de los que trabajan y constituyen la gran mayoría de los pueblos por una minoría que controla los medios de producción, el Estado y el poder, las revoluciones socialistas, con el poder de los trabajadores, abordaron la construcción de una nueva sociedad sin explotadores ni explotados, sin clases antagónicas, sin discriminación e injusticia social, una nueva sociedad en la cual el bienestar material y espiritual del pueblo y la democracia en sus vertientes económica, social, política y cultural tienen que ser un objetivo básico de toda política necesariamente.

Dicho proceso demostró ser más complejo y lento de lo previsto y estuvo sujeto a atrasos, errores y deformaciones que conducirían a su propia vuelta atrás. Pero eso no anula los grandes logros del socialismo y los avances de la civilización asociados y no niegan la superioridad del nuevo sistema social.

2. La evolución del capitalismo, con las violentas manifestaciones de su naturaleza explotadora, opresora, agresiva y depredadora, la agudización de sus contradicciones, la profundización de su crisis estructural, sitúa cada vez más en el orden del día la necesidad de su superación revolucionaria.

El capitalismo ha demostrado tener una gran capacidad de resistencia y de adaptación y, con el terreno abierto por las derrotas del socialismo, ha conseguido recuperar posiciones perdidas y pasar a la ofensiva en el plano mundial. Sin embargo, no sólo no ha resuelto sus contradicciones, sino que tiende a agudizarlas.

Son rasgos y tendencias del capitalismo en la actualidad la aceleración de los procesos de internacionalización y mundialización de la economía, la creación de espacios de integración dominados por el gran capital y los Estados más poderosos, la centralización y concentración del capital con la formación de gigantescos monopolios que dominan la vida económica y el poder político, la recolonización de todo el planeta para el dominio de los recursos naturales, mercados, fuentes de mano de obra barata, la intensificación de la explotación de la fuerza de trabajo y el desmantelamiento de las funciones sociales del Estado, el desempleo masivo y otras lacras sociales, el aumento del injusto reparto de los beneficios entre el capital y el trabajo, la profundización de la brecha entre ricos y pobres, la depredación de recursos naturales y el aumento de los problemas ambientales, el auge de tendencias y prácticas autoritarias, fascistizantes y militaristas.

Las crisis cíclicas del capitalismo se vuelven cada vez más frecuentes y duraderas. La financiarización de la economía y la hegemonía del capital financiero y especulativo conducen a un brutal desperdicio de fuerzas productivas y al expolio de la plusvalía creada en la esfera productiva de la economía. Se acentúa la tendencia al estancamiento. El capitalismo se muestra cada vez más rentista, parasitario y decadente.

Se acentúan las contradicciones del sistema como resultado de factores objetivos, como la reducción de la base social de apoyo del capitalismo como resultado de la concentración y la centralización del capital, y de factores subjetivos inseparables de la lucha liberadora de los trabajadores y de los pueblos, que han conseguido importantes conquistas y alcanzado transformaciones progresistas y revolucionarias.

En la fase actual de evolución de las sociedades humanas, el capitalismo es responsable de una violenta contradicción entre el inmenso potencial de progreso social –liberado por el trabajo, acción y lucha de las masas humanas, y por la revolución científica y tecnológica- y la resistencia y agravamiento de grandes problemas mundiales, como el hambre, las desigualdades sociales, la ignorancia, la dilapidación de los recursos naturales y la degradación del medio ambiente, la amenaza de guerra y de destrucción de la especie.

Se acentúa la contradicción entre el capital y el trabajo, entre el carácter social de la producción y la propiedad privada de los medios de producción, entre los monopolios  y los estratos no monopolistas, entre las principales potencias capitalistas y los países en desarrollo. Para liberar las fuerzas productivas y poner las extraordinarias conquistas de la ciencia y de la técnica al servicios del progreso económico y social y de la solución de los problemas de la Humanidad, es necesaria la superación revolucionaria del capitalismo con la instauración de una formación económica y social superior – el socialismo.

3. La lucha por el socialismo en el mundo sufrió a finales del siglo XX derrotas de trágicas consecuencias para la lucha de los trabajadores y los pueblos contra todas las formas de explotación y opresión, con la desintegración de la URSS y de los regímenes existentes en los países del Este de Europa.

La construcción del socialismo se enfrentó desde el primer momento al cerco, a la subversión y a la agresión, a dos guerras imperialistas que impusieron grandes sacrificios y destrozos, y obligaron a desviar inmensos recursos hacia la esfera militar y para la solidaridad con otros pueblos, produciendo distorsiones y desequilibrios en el desarrollo socioeconómico socialista y también situaciones de crisis. Estos hechos no impidieron que el sistema socialista se convirtiera en un factor determinante en el desarrollo mundial. Las condiciones externas influyeron en gran medida en las soluciones y vías de construcción del socialismo y contribuyeron a los retrasos, errores y deformaciones que se dieron. Graves cesiones, capitulaciones y traiciones acabaron por conducir a la derrota.

A pesar de las grandes transformaciones y realizaciones democráticas revolucionarias de carácter económico, social y cultural, terminó instaurándose e instituyéndose en aquellos países en determinadas circunstancias históricas un “modelo” que violó características esenciales de una sociedad socialistas y se alejó, se opuso y confrontó  con aspectos esenciales de los ideales comunistas. En vez del poder político del pueblo, un poder excesivamente centralizado en manos de una burocracia cada vez más alejada de la intervención y la voluntad de las masas y cada vez menos sujeta a mecanismos fiscalizadores de su actuación. En vez profundizar en la democracia política, la acentuación del carácter autoritario del Estado. En vez de una economía dinamizada por la propiedad social de los principales medios de producción, una economía excesivamente estatizada desalentando progresivamente el compromiso de los trabajadores y la productividad. En vez de un partido de funcionamiento democrático, enraizado en las masas y recibiendo de ellas energías revolucionarias, un centralismo burocrático basado en la imposición administrativa de decisiones, tanto en el partido como en el Estado, agravado por la fusión y confusión de las funciones del Estado y del partido. En vez de una teoría viva y crítica, su dogmatización e instrumentalización.

De este modo la experiencia revela que la intervención consciente y creadora de las masas populares es la condición necesaria e indispensable en la construcción de la sociedad socialista y que las soluciones adoptadas para los más diversos problemas (organización económica, sistemas de gestión, estructura del Estado, política social, intervención popular, cultura) tienen que estar constantemente sujetas a la verificación de los resultados, prestas a su corrección y cambio cuando sea necesario, abiertas a un constante perfeccionamiento y enriquecimiento.

La experiencia muestra además que para impedir un distanciamiento entre los gobernantes y las masas, el uso indebido del poder político, el abuso de autoridad, la no correspondencia de la política y de las realidades con los objetivos definidos y proclamados por el socialismo, desvíos y deformaciones incompatibles con su naturaleza, son esenciales el ejercicio efectivo del poder por el pueblo, el control popular y la consideración permanente de la profundización de la democracia.

Las derrotas del socialismo condujeron al rápido y violento desmantelamiento de las estructuras económicas y sociales socialistas, a la imposición de regímenes autoritarios y fascistizantes, al empobrecimiento generalizado, a la colonización por el capital extranjero, a la perdida efectiva de soberanía de numerosos países. En el plano mundial se tradujeron en un enorme desequilibrio de la correlación de fuerzas a favor del capitalismo, en una violenta contraofensiva explotadora y agresiva del imperialismo para reconquistar posiciones perdidas e imponer al mundo su dominio, en el incremento de las amenazas a la paz y la libertad de los pueblos. El movimiento comunista y las fuerzas progresistas y revolucionarias sufrieron un gran revés, que retrasa pero no pone en cuestión el proceso de emancipación social y nacional de los trabajadores y de los pueblos.

La historia del siglo XX muestra, por un lado, que las grandes transformaciones y conquistas de alcance histórico en la construcción del socialismo y un verdadero progreso social son inseparables de la lucha de los comunistas; muestra, por otro lado, que la asimilación critica de las experiencias revolucionarias, positivas y negativas, es indispensable para las fuerzas que se propongan, en su propio país, poner fin a todas las formas de explotación y opresión, construyendo una sociedad socialista.

4. En la valoración de las perspectivas de evolución social y política del mundo contemporáneo es indispensable tener en cuenta que mientras el capitalismo se formó y se impuso como sistema dominante en un proceso que duraría varios siglos, el socialismo, que surge en el siglo XX, solo contó con unas décadas para sus primeros avances históricos.

El sistema capitalista, incapaz de resolver los problemas de la humanidad y de asegurar la satisfacción de las más profundas aspiraciones y necesidades de los pueblos, está históricamente condenado.

En un plazo histórico más o menos prolongado, por vías diversas y en un proceso que conlleva necesariamente redefiniciones y enriquecimientos del proyecto, a través de la lucha de emancipación social y nacional de los trabajadores y de los pueblos, la sustitución del capitalismo por el socialismo, en el siglo XXI, sigue siendo como una posibilidad real y como la más sólida perspectiva de evolución de la humanidad.

El socialismo – el futuro de Portugal

1. El PCP propone al pueblo portugués, como su objetivo, la futura construcción de la sociedad socialista a partir de la realidad portuguesa y de la experiencia revolucionaria portuguesa en sus múltiples aspectos y asimilando críticamente la experiencia revolucionaria mundial, tanto en sus aciertos y éxitos como en sus errores y derrotas.

El PCP propone como objetivos fundamentales de la revolución socialista en Portugal la abolición de la explotación del hombre por el hombre, la creación de una sociedad sin clases antagónicas inspirada por valores humanistas, la democracia entendida como suma de sus vertientes económica, social, política y cultural, la intervención permanente y creadora de las masas populares en todos los aspectos de la vida nacional, la elevación constante del bienestar material y espiritual de los trabajadores y el pueblo en general, la desaparición de las discriminaciones, desigualdades, injusticias y lacras sociales, la consecución en la vida de la igualdad de derechos del hombre y la mujer y la inserción de la juventud en la vida del País, como fuerza social dinámica y creativa.

2. Para alcanzar tales objetivos, el PCP señala como características de la sociedad socialista en Portugal:

- en el sistema político, el poder de los trabajadores, la fiscalización permanente de la actividad de los órganos del Estado y la profundización de las formas de participación popular, la democratización de toda la vida nacional, la garantía del ejercicio de las libertades democráticas, incluyendo la libertad de imprenta y de formación de partidos políticos, la protección en el ordenamiento jurídico de los derechos de los ciudadanos, el respeto por las opiniones, intereses sociales y aspiraciones diferenciadas y por las creencias religiosas y la práctica del culto, la realización de elecciones con observación estricta de la legalidad por los órganos de poder, la intervención y la participación de las masas trabajadoras en la dirección política y económica del País a través de los órganos de soberanía, del poder local democrático y de las organizaciones de clase, sindicales, populares, políticas y otras;

- en la organización económica, la propiedad social sobre los principales medios de producción, una dirección planificada de la economía combinada con la iniciativa y la intervención directa de las unidades de producción y de los trabajadores, la coexistencia de formas de organización estatal, autogestionadas, cooperativas, colectivas, familiares e individuales, con empresas privadas de distintas dimensiones, la realización completa y definitiva de la Reforma Agraria con total respeto por la voluntad de los trabajadores y de los agricultores, la consideración del papel del mercado, el desarrollo armonioso de los recursos y sectores de la economía nacional y de todas las regiones, considerando el impacto ambiental de los planes de desarrollo, la dinámica y eficacia de la economía basada en las mejores realizaciones del progreso científico-técnico.

- en el plano social, la liberación de los trabajadores de todas las formas de opresión y explotación, el pleno empleo, la retribución a cada cual según su trabajo, el derecho al contrato relevo para garantizar un primer empleo a los jóvenes, la garantía de estímulos materiales en el desarrollo de la producción, el respeto de la propiedad individual resultante del trabajo propio, la edificación de relaciones sociales basadas en el respeto por la dignidad y personalidad de cada ciudadano, el desarrollo de los servicios sociales, la solución de problema de la vivienda, la generalización del deporte y de una ocupación saludable en el tiempo libre, la defensa del medio ambiente, la erradicación de los grandes azotes sociales como el hambre, el analfabetismo, la miseria, la polución, la droga, la prostitución, el tráfico de seres humanos, el alcoholismo y la criminalidad.

- en el plano cultural, la transformación de la cultura en patrimonio, instrumento y actividad de todo el pueblo, el progreso de la ciencia y de la técnica, la expansión de la creación artística, el estímulo a la creatividad, el pleno acceso a la enseñanza y un elevado nivel de democracia cultural resultado de la conjugación permanente de la política de las instituciones del Estado socialista con la iniciativa, la participación y la actividad creadora individual y colectiva.

- en el plano ético, la formación de conciencia social e individual en conformidad con los ideales de la libertad, los deberes cívicos, el respeto por el ser humano y por la naturaleza, la solidaridad, la amistad y la paz.

3. La experiencia revolucionaria mundial, así como la experiencia de la revolución portuguesa, ya ha mostrado que, en la construcción de una nueva sociedad, la iniciativa y la creatividad de las fuerzas revolucionarias y de las masas populares contiene inmensas y a veces inesperadas potencialidades y que las soluciones adoptadas por el poder político, además de ser un asunto de permanente atención por parte de las instituciones, necesitan ser evaluadas por la práctica y ser objeto de los cambios y correcciones que la vida y la voluntad de los pueblos imponga o aconseje. En el marco de los objetivos esenciales, el sistema socialista en Portugal incorporará inevitablemente particularidades y rasgos originales resultado no sólo de las realidades objetivas del país sino también de las formas concretas que haya tomado la lucha de clases hasta ese momento, de la evolución económica, social, cultural y política y de la propia coyuntura internacional.

4. En el horizonte de la evolución social está el comunismo: sueño milenario de la humanidad progresista, sociedad sin clases, sociedad de abundancia, de igualdad social, de libertad y de cultura para todos, de iniciática y creatividad colectiva e individual, sociedad de trabajadores libres y conscientes en la que el trabajo no sólo será una fuente de riqueza sino también una actividad creadora y una fuente de alegría, de libertad y de valorización personal y en la cual la paz, la salud, la cultura, el descanso, el ocio, un medio ambiente equilibrado, la acción colectiva y el valor del individuo serán partes integrantes de la felicidad humana.