Algunas verdades para recordar

João Ferreira

Original: Avante, Octubre 2013

Traducción: Asociación Cultural Jaime Lago

 

"... O se suben los impuestos o se recorta el gasto público o, más probablemente, se suben los impuestos y se reduce el gasto público. En el uso de los gastos de la política fiscal, el gobierno debe tratar de encontrar maneras de reducir o eliminar costes y promover las alternativas que ofrece el sector privado. Dada la elevada participación del gasto social en los presupuestos públicos, son inevitablemente uno de los destinatarios de los recortes de gastos. Al mismo tiempo, esto también conduce a reducir el empleo público”.

Este texto podría ser un extracto de un informe de alguna de las recientes evaluaciones de la troika. Podría, pero no lo es. Podría ser parte de nuestro "memorandum", al que con razón llamamos pacto de agresión. Podría, pero no lo es. Este texto fue escrito hace más de quince años, y es parte de un estudio elaborado por el Departamento de Economía de la Universidad de Cambridge para el Parlamento Europeo, sobre los impactos esperados de la moneda única. Es obvia la coincidencia de estas palabras con las recetas que hoy impone la troika extranjera y que pone en marcha la servil troika doméstica. El texto llama la atención sobre dos verdades ineludibles. La primera es que el camino que estamos siguiendo en Portugal y la esencia de las políticas actuales no comenzó en 2011. Ni siquiera data de la popularización del término "austeridad". Ambas vienen de mucho antes y son inseparables de la incorporació´n del país a la Unión Económica y Monetaria, en sí mismo un paso clave en la profundización del proceso de integración capitalista europeo. La segunda verdad es que, de la misma manera que el PS, el PSD y la CDS - NDT: equivalentes portugueses al PSOE y PP- comparten la responsabilidad de pacto de agresión, los tres son igualmente partícipes de la la responsabilidad de este camino que que viene de atrás y de la esencia política no sólo de los últimos quince años si no de los últimos treinta y siete años.

Para que no se diga que no sabíamos dónde íbamos a acabar, el texto prosigue así: "La adopción de una política monetaria restrictiva dirigida a controlar la inflación, tiende igualmente al aumento del desempleo".

Para estas personas no digan que no sabían y que no intenten ocultar hoy cuáles eran sus intenciones del momento, es útil recordar también las declaraciones de algunos personajes nada sospechosos:

"El principal problema es el siguiente: ver cómo puede seguir manteniendo su competitividad con la moneda única un país con una productividad menor. Las únicas variables de ajuste son el empleo y los salarios". Así lo explicaba, en 1997, Karl Otto Poehl, considerado uno de los padres del euro, y presidente del Bundesbank entre 1980 y 1991.

"Con la unión monetaria desaparece la posibilidad de recurrir a la apreciación o depreciación de la moneda nacional para corregir las asimetrías entre los países. Ahora bien, esto significa que cuando surgen problemas, tendrán que resolverlos otros sectores. En concreto, la política salarial o financiera”. Eso decía en 1996 Otmar Issing, ex director del Bundesbank, ex economista en jefe del Banco Central Europeo y actual asesor de la Comisión Europea (especialista responsable del paquete de supervisión financiera).

"... necesariamente tendrán que hacerse algunas reformas estructurales, como las de los sectores sociales y de la Seguridad Social, de lo contrario no será posible cumplir con el Pacto de Estabilidad». Decía en 1997 Matthew Abel, director del Banco de Portugal, en una declaración reveladora sobre algunos de los objetivos detrás del Pacto de Estabilidad, que a pesar ser "estúpido" fue recientemente reiterado y aumentado por instrumentos como el 'Gobierno Económico' o el Tratado Presupuestario - ¡aprobado, adivinen, por PS, PSD y CDS!

Ya Helmut Werner, presidente en aquel momento de la Mercedes-Benz, dijo con la facilidad de alguien que sabe que tiene hombres de confianza para cuidar de sus negocios en las instituciones europeas y en el poder estatal: "Europa debe redescubrir su competitividad (...). Pero se necesita un verdadero mercado común, una moneda única (...), hay que tener el valor de decirle a la gente que los salarios y el poder adquisitivo deben reducirse para permitir seguir mejorando”.

En las condiciones concretas en las que hoy estamos luchando hoy, una ardua lucha por la verdad y tenaz contra la farsa y la mentira, siempre es útil recordar estas y otras verdades...