Comité de Trabajadores - Encuentro Nacional de cuadros del PCP 


Revista 'O Militante'

El 7 de junio se celebró en la Quinta da Atalaia (donde el PCP realiza su fiesta anual en Lisboa)  una Reunión Nacional de cuadros sobre  las Comisiones de Trabajadores para evaluar la situación actual de las Comisiones de trabajadores y la intervención de los comunistas en esta importante dimensión del movimiento obrero y popular.

Aquí está la primera parte de la intervención de Jerónimo de Sousa, Secretario General del PCP en la clausura de esta iniciativa.<--break->

«Se discute hoy aquí esencialmente el papel de los Comités y Subcomités de Trabajadores en la lucha en defensa de los derechos de los trabajadores, en un marco político y social caracterizado por una ofensiva que, por su gravedad y escala, requiere redoblar la acción unitaria y la intervención organizada que implica la defensa de los propios derechos de las Comisiones de trabajadores que debe basarse en la tesis de que los derechos se defienden ejerciéndolos.

En el año en que celebramos el 40 º aniversario de la Revolución de Abril, abundan los intentos de reescribir la historia por autodenominados "historiadores", con el claro objetivo de subestimar y distorsionar o silenciar el papel del Partido en la lucha organizada del movimiento obrero, antes e inmediatamente después de la Revolución de Abril. Es importante restablecer la verdad y dar sentido a los valores de Abril que se mantienen y para los que ha contribuido el movimiento de Comisiones de trabajadores.

Las comisiones de trabajadores no nacieron por generación espontánea. 

Cuando en los años 60 algunas patronales crearon los comités de empresa, que no eran más que una expresión del colaboracionismo de clase, el Partido desacreditó y aisló estas iniciativas, estimulando la creación de las Comisiones de Unidad, que sin funcionamiento o estructuración fija, se formaban en torno a reivindicaciones concretas, desencadenando procesos de lucha. 

Por ejemplo, el 24 de abril de 1974, los trabajadores de Mague estaban en huelga bajo la dirección de la CUT (Comisión Unitaria de Trabajadores).

En las comisiones de unidad se inspiran cientos de comisiones de trabajadores, que surgen especialmente en las zonas industriales de Lisboa y Setúbal, y también en Oporto, siendo elegidas en plenario, y pasando a tener actividad y funcionamiento regular y permanente.

El partido consciente de la importancia de la unidad de los trabajadores, confiando en su creatividad, nunca impuso, ni siquiera cuando su influencia era determinante o predominante en cientos de empresas que su composición fuese cerrada, sino que procuraba que fuera abierta a la participación de trabajadores sin filiación de partido o afiliados en otros partidos, reconocidos por su honestidad y prestigio entre los trabajadores. Principios y orientaciones que siguen siendo válidos en la actualidad.

Una cuestión de fondo que entonces se planteó fue saber como se caracterizaba la relación entre las Comisiones de Trabajadores y el movimiento sindical, que, a partir de la Intersindical, con los sindicatos conquistados o conquistando las direcciones sindicales que había formadas escogidas por el regimen corporativo-fascista, se afirmaban y agrandaban su organización e influencia de masas.

En algunas empresas resurgen los comités de empresa o patronales (10%), mientras que en otras (3%) grupos izquierdistas o anarquistas formaban comisiones de trabajadores sustentadas en fraseología radical pequeño-burguesa –unas y otras convergiendo en su carácter anti-sindical, provocando la desconfianza y crispación de los sindicatos unitarios hacia las comisiones de trabajadores.

Es el Partido el que clarifica y plantea la tesis sobre el papel de las Comisiones de Trabajadores cuando las define como instrumentos democráticos de los trabajadores buscando su unidad, independientes pero no compitiendo sino cooperando y solidarias con el movimiento sindical, asumiendo una complementariedad insustituible en la acción y defensa de los interese de los trabajadores y en el desarrollo de la lucha, en particular ejerciendo el control obrero o la gestión para potenciar la propia acción reivindicativa de los sindicatos en la articulación de los procesos de lucha trabada en las empresas.

Un paso adelante en la organización del movimiento fue la creación de coordinadoras regionales, sectoriales o de grupo, en si mismas emanadas de la voluntad de las Comisiones de Trabajadores, que sentían la necesidad de mayor coordinación en torno a cuestiones comunes y concretas de respuesta organizada en el marco del desarrollo del proceso revolucionario y de la propia contra-revolución que siguió.

La Constitución de la República aprobada en 1976, al consagrar y reconocer en su capítulo más noble (Derechos, Libertades y Garantías fundamentales) las Comisiones de Trabajadores y sus derechos, no lo hace como una dádiva o regalo de los constituyentes, sino que acogió una realidad y experiencia que fue obra y conquista de los trabajadores portugueses.

Con el inicio del proceso contrarrevolucionario de la recuperación y restauración capitalista, las Comisiones de Trabajadores por sus características unitarias, por su papel en la defensa de los intereses de los trabajadores y la democracia en las empresas ejerciendo el control obrero pasaron a ser un obstáculo. Pero prohibirlas no era posible.

Entonces buscaron el camino de la legislación para tratar de eliminar, domesticar e ilegalizar de facto en cientos de empresas a través de la imposición de una maraña legal, mientras reconocía algunos derechos, trasformándolas en organización de conciliación de clases o compitiendo con el movimiento sindical unitario.

Pero el Partido, marcando la orientación de defensa de las características unitarias y de clase del movimiento de las Comisiones de Trabajadores, salvaguardó su existencia y naturaleza en el marco de la Ley 46/79 y de su propia interpretación.

La ley y su aplicación, el no reconocimiento por parte de la patronal y las administraciones de centenares de Comisiones de Trabajadores en muchas empresas que no sobrepasaron las dificultades y la maraña burocrática que la ley imponía, redujo el número de Comisiones de Trabajadores que existían.

Pero es en el proceso de recuperación y restauración capitalista, en la liquidación y privatización del aparato productivo, de grandes empresas y sectores industriales en que se da la reducción cuantitativa y cualitativa de las Comisiones de Trabajadores.

Aún así, cientos de ellas resistieron.

En su propia existencia, acción y lucha está la causa principal de que a pesar de las posteriores revisiones constitucionales, a pesar de los sucesivos intentos de la derecha, las Comisiones de Trabajadores  y sus derechos siguieron estando consagrados en la Ley Fundamental.

En la actual situación vivimos la ofensiva política, económica y social más profunda y grave a la que asisimos desde la existencia del régimen democrático. Con un gobierno determinado a lllevar lo más lejos que pueda su obra de demolición y destrucción, en que definió como objetivos supremos la explotación y empobrecimiento de los trabajadores del pueblo portugués. Porque es ahí en las empresas y centros de trabajo donde se da el conflicto principal de los intereses de clase, donde los trabajadores sienten los efectos de los robos en los salarios y derechos, que tenemos que resistir y actuar, defendiendo y fortaleciendo las Comisiones de Trabajadores.

El gobierno siente que el tiempo hace agotarse el apoyo social y reducirse los partidos que lo apoyan, con la derrota electoral histórica que tuvieron en las elecciones europeas, están en un proceso de huída hacia adelante con la conciencia de que está derrotado pero también sabiendo que todo lo que pueda destruir será más difícil de reconstruir y recuperar.

Al apuntar sus baterías contra la Constitución y enfrentar al órgano de soberanía –el Tribunal Constitucional- que tiene el deber de garantizar su cumplimiento y respeto, sabe que puede fallar en su objetivo de aumentar la explotación y el empobrecimiento.

Cuando están en juego salarios, reformas y pensiones, cuando está en juego el derecho al trabajo y de los trabajadores, osea derechos que determinan la razón principal por la que fuistéis  elegidos por los trabajadores en vuestras empresas, entonces no podemos estar a la espera de que la Constitución se defienda por si misma, o por las decisiones del Tribunal Constitucional. Es necesario llevar a la práctica ese principio de que los derechos se defienden ejerciéndose, cooperando con el movimiento sindical unitario, especialmente en el desarrollo de la acción reivindicativa y defendiendo la negociación colectiva que el gobierno pretende liquidar rápidamente y por la fuerza antes del verano, a la vez que se prolonga el robo de la retribución de las horas extra.

Potenciar las Comisiones de Trabajadores que representen todo el universo de los trabajadores para elevar su conciencia, clarificando y movilizándolos para la lucha, partiendo de la empresa, va a tener una expresión especialmente importante en los próximos días 14 en Oporto y 21 en Lisboa, por la convocatoria de la CGTP-Intersindical Nacional, donde la exigencia principal pasa por la dimisión del gobierno, la disolución de la Asamblea de la República y la convocatoria de elecciones anticipadas.